martes, 13 de enero de 2009

Tras las huellas del asentamiento aborigen Yucayo


Matanzas, Cuba.- Recientes excavaciones realizadas en el antiguo fumadero del teatro Sauto, monumento nacional, situado a sólo 98 kilómetros al este de la capital cubana, acaban de aportar evidencias que hacen pensar en la posibilidad de que se trate del asentamiento aborigen Yucayo, aquel que en el distante 1510, fue el protagonista del primer acto de rebeldía contra la colonización española.
Según el licenciado Leonel Pérez Orozco, conservador del Sauto y al frente de un grupo de arqueólogos, las excavaciones del Teatro Sauto, son las primeras que se llevan a cabo con un propósito netamente arqueológico.
Los especialistas han aprovechado las obras de restauración del monumento y acaban de encontrar en los cimientos, bastante alterados por el movimiento constructivo del lugar al hacer el edificio; un piso donde se encuentra cerámica aborigen, con bordes incluidos y lo que parece ser parte de un burén, detalle que indica claramente la actividad económica vinculada a la agricultura.

Sostiene el especialista que las evidencias poseen el sello inconfundible de la factura aborigen, bien diferente de cualquier otro tipo de cerámica colonial ulterior, puesto que es evidente el uso del sitio durante el primer asentamiento colonial en 1693, en ocasión de la fundación de la ciudad.
Por otra parte, fueron hallados restos de dieta, principalmente caracoles del género Strombus, con la típica perforación en la parte media del manto.
Tomando en cuenta los antecedes históricos relacionados con los hechos de la bahía de Guanima, en 1510 y que dieron lugar al nombre de que hoy lleva la ciudad, hicieron suponer que el poblado aborigen a que se hace referencia en las Cartas de Relación a Carlos V, por Diego Velásquez, estaba situado en las proximidades del actual puente Lacret Morlot, a ambos lados del río Yumurí y extendido, quizás, hasta la plaza o parque de la Libertad.
Ahora se crean mejores condiciones para a partir del primer trimestre de este año continuar con mayor ahínco las labores de excavación, puesto que este hallazgo posee un alto y significativo valor para Matanzas, dado el hecho de ser la primera vez que se encuentran evidencias concretas de la existencia del poblado Yucayo, sitio además donde tuvo lugar el primer acto de rebeldía de los aborígenes cubanos contra los conquistadores, detalle que convierte a este lugar en una localidad primada para la historia de Cuba.

sábado, 29 de diciembre de 2007

La famosa cueva de Bellamar es mas extensa de lo que se suponía


Las más recientes exploraciones llevadas a cabo en la Cueva de Bellamar, a 2 Km. del centro de la ciudad de Matanzas, confirma la continuidad de una de sus más importantes galerías.
Explorada casi en su totalidad en 1861 por Manuel Santos Parga y por Antonio Núñez Jiménez en la década de los años cincuenta, Bellamar se mostró como un cavidad única en su tipo por la riqueza cristalina que alberga y por la complejidad y características de sus salones y galerías que la hacer incurrir como un tipo especifico de clasificación de espeluncas cubanas.
Al decir del doctor Ercilio Vento Canosa, presidente de la Sociedad Espeleológica de Cuba, recientes exploraciones llevadas a cabo por el grupo espeleológico Félix Rodríguez de la Fuente, hacen posible considerar que la célebre galería que conduce al Lago de las Dalias prosiga hasta alcanzarse la galería de Lago de las Margaritas, en el bloque del salón de las Nieves, al este de la caverna.
La galería de Margarita concluye en un lago que alberga bellísimas formaciones secundarias del tipo conocido cono "Dalias" y que se encuentran en el lago que lleva su nombre.
Esta galería no es accesible por medios humanos desde ninguna de las dos partes, pero los trabajos recientes han colocado los extremos terminales de ambas vías a menos de 20 metros la una de la otra. De lograrse el agrandamiento gradual del conducto, se podrá acceder con cierta facilidad a una de las partes más complejas y problemáticas de Bellamar, requerida de un notable esfuerzo físico para alcanzar estos puntos.
Con ello se evitaría el tránsito por la compleja Galería Escondida, en extremo estrecha, baja y fangosa, aún en la época de pocas lluvias.
Las investigaciones realizadas con el auxilio de la topografía tridimensional revelan en su tiempo este conducto tuvo la suficiente continuidad como para permitir el paso de una persona. El colapso actual se debe a la producción de eventuales derrumbes y el relleno con sedimentos.
También este estudio topográfico reveló que trata de una misma galería y no de dos independientes, geológica y estructuralmente. De poderse realizar una ampliación del sector no sería imposible considerar que en un futuro no lejano la extensión de las visitas dirigidas podría llegar al famoso salón fotografiado y revelado por primera vez en 1961, aunque Santos Parga lo visitó 100 años antes.
La Fundación Antonio Núñez Jiménez de la Naturaleza y el Hombre está colaborando en este proyecto junto con la Sociedad Espeleológica de Cuba.

Un importante hallazgo arqueológico acaba de realizarse en Canímar Arriba, a escasos kilómetros de la ciudad yumurina, por miembros del grupo Espeleológico Manuel Santos Parga del Comité Espeleológico de Matanzas, exactamente a un kilómetro y medio al sur de Tumbadero, donde se encuentran las aguas del afluente Moreto con las del río Canímar. Y todo parece indicar que se tratan de los restos de los aborígenes mas antiguos que poblaron la mayor de las Antillas.
Según el arqueólogo Adrián Álvarez Chávez, se trata del primer hallazgo de osamentas indígenas reportado para el municipio de Limonar, sitio donde las anteriores investigaciones sobre el terreno habían demostrado evidencias materiales de la más antigua de las culturas que poblaron el archipiélago cubano, los llamados arcaicos.
Los primeros reportes fueron hechos por la arqueóloga Ayda Martínez Gabino en las inmediaciones del río Yaití, consistentes en herramientas de factura muy rudimentaria y compatible con la llamada “tradición lítica del oeste” correspondiente a los arcaicos, pero nunca fueron hallados los enterramientos aborígenes que se presumían destruidos por el paso del tiempo en una región que, sobre todo en el siglo XIX, tuvo una fuerte actividad comercial y utilizó las vías fluviales como medios para la extracción de las mercancías a la vecina ciudad de Matanzas.
Según señalan especialistas del ramo, los restos en cuestión pertenecen a unas cinco personas, dos de ellas niños de corta edad; de los restantes, uno es con seguridad un sujeto femenino.
El conjunto parece corresponder a un enterramiento en una pequeña solapa muy descubierta y sujeta a la acción de la lluvia que terminó por derribar el endeble piso y hacer descender por la pendiente los restos esqueléticos, casualmente hallados por el espeleólogo Bárbaro Carballo, quien de inmediato reportó el hallazgo para su oportuna información a la Dirección Provincial de Patrimonio a fin de realizar en su momento las operaciones de rescate del material expuesto a daño mayor.
De comprobarse que estos restos pertenecen a individuos aborígenes arcaicos, es decir con más de 8 000 años de antigüedad, se estará en presencia de uno de los más significativos hallazgos para este grupo indígena en la provincia de Matanzas y el primero en una localidad donde, en efecto, se sospechaba la posibilidad de encuentro con algunas evidencias materiales.
Todo el material es ahora objeto de estudio antropológico para precisar, con exactitud la identificación etérea, sexual y sobre todo la muy esperada cronológica.